3 de octubre de 2012

Y de repente, toda mi vida cabe en tus manos.


Y cierro los ojos, y me imagino que vienes a buscarme, que me abrazas como nunca nadie me ha abrazado, tan fuerte, que los problemas dejen de sonar, tan fuerte, que parezca que el mundo se pare. Y después me susurres al oído que me has echado mucho de menos durante este tiempo, mientras yo pienso,  que tú jamás te imaginarías lo mucho que te he extrañado yo. Me imagino cómo serían nuestras tardes, nuestros besos, nuestras despedidas, y me das razones para seguir luchando por ti. Porque te quiero, porque nunca nadie me había dado tanto como me lo das tú y porque quien algo quiere, algo le cuesta.

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